domingo, 5 de junio de 2011

LA IGLESIA FRENTE LA HOMOSEXUALIDAD


La Iglesia no solo condena históricamente la homosexualidad sino todas aquellas formas de sexualidad que no tienen su principio y su fin dentro del matrimonio heterosexual, con su primordial función procreadora y donde el placer nunca puede ser un fin en sí mismo sino un medio para metas más elevadas.

La Iglesia, no solo La Iglesia, pero particularmente La Iglesia, ha contribuido a que la única sexualidad legítima sea la sexualidad que tiene lugar en la alcoba de los padres.
Así, la masturbación, las relaciones extramatrimoniales, el sexo entre personas del mismo sexo, la promiscuidad (particularmente la femenina), el sadomasoquismo, el sexo intergeneracional, el sexo en grupo, el fetichismo, la prostitución, el voyerismo... son siempre sexualidades heterodoxas, socialmente mal consideradas y no representadas más que en circuitos muy determinados. Sexualidades eliminadas del cotidiano social, del discurso y del imaginario doméstico.

La Iglesia ha hecho de la "familia tradicional" (claramente estructurada, de roles muy definidos, monógama y patriarcal) su gran bandera. En torno a la familia como "célula básica", siempre a preservar de ese otro "innombrable", se han articulado todos los miedos y fobias acerca de las sexualidades no ortodoxas, considerando que estas debilitan los vínculos familiares y traen inevitablemente consigo todos los males sociales.

La familia ha sido el eje de los más brutales procesos de exclusión articulados por la Iglesia. La ausencia de modelos dentro de la familia ha sido clave en la interiorización de la homofobia.

Los gobernantes más conservadores del moderno capitalismo y liberalismo (Reagan, Bush, Tatcher, Major...) han hecho suyos los "family values" predicados por la Iglesia oficial para articular descomunales campañas contra gays y lesbianas. Así los maricas y bolleras nos situaríamos allí donde la familia ha fracasado y surge la desestabilización social y el malestar.

Otro aspecto a destacar es como a despecho de la extensión de la pandemia del Sida y del desarrollo de los movimientos de liberación gay y feminista La Iglesia contemporánea se ha reafirmado en sus postulados más reaccionarios e inquisitoriales teniendo como cabeza visible de su misoginia, su homofobia y su fundamentalismo moral y anti-sexo al Papa Juan Pablo II.

El movimiento de liberación gay ha articulado diferentes tipos de respuestas frente a la política de agresión, silenciamiento y exclusión de la moderna Iglesia Católica. La primera y más común ha sido denunciar públicamente su política.
Otra estrategia, más al nivel de la calle, ha sido la de hacer campañas de apostasía (coloquialmente borrarse de la Iglesia) y de rechazo global a la política general de la institución en todos los ámbitos, animando a los "fieles" a abandonar sus filas.
Una tercera vía, más radical, es la del "outing" (sacar a la luz pública la homosexualidad de alguien) de los altos cargos de la jerarquía eclesiástica (que en privado realiza aquello contra lo que predica) puesta en práctica por grupos como "Outrage" en Inglaterra. Para el que esto firma son campañas no solo legítimas sino dignas de imitación en otros países. A pesar del escándalo de las fuerzas vivas y de la campaña de desprestigio contra el lider de "Outrage" Peter Tatchell los resultados del "Outing" de varios obispos de la Iglesia anglicana no se hicieron esperar. El suicido de uno de ellos, la dimisión de otros tantos y el revuelo consiguiente provocaron una modificación en su política tradicionalista de excusión. A las acusaciones de "asesino" y de "terrorista homosexual" Tatchell respondió que son muchos los adolescentes que se suicidan por el miedo y la desinformación que la Iglesia promueve y esto a ella le trae sin cuidado.

A todas estas consideraciones se replicará aún que la Iglesia ya no tiene el mismo poder que en el pasado, que la mayor parte de las y los jóvenes actuales no acuden nunca a misa y que estamos ante un debate manido y prescindible.

Sin embargo la fe mueve montañas y aunque la iglesias los rechaza por amar a personas de su mismo sexo algunas personas homosexuales no dejan de creer y practicar la religión.



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